Una persona con poca inteligencia no logra desarrollarse porque vive pensando que cosas sin importancia son lo más importante. En cambio, una persona con verdadera inteligencia siempre crece y prospera, porque sabe reconocer lo que realmente vale.
Dios creó la Tierra y todo lo que hay en ella para que los seres humanos vivan felices y, sobre todo, para que puedan tener una relación de amor con Él.
Aun así, cuando digo esto, hay quienes me responden con el argumento, bastante absurdo, de que hay muchas criaturas que no son humanas en la Tierra. Entonces preguntan: “¿Cómo podemos decir que fue creada para los seres humanos?”
La razón por la que el mundo ha podido mantenerse desde la creación hasta hoy, y por la que los seres humanos no solo no hemos desaparecido, sino que seguimos creciendo en número, es porque Dios creó toda clase de plantas y animales que conviven en equilibrio a través de la cadena alimentaria.
En otras palabras, para que podamos vivir en este planeta, todo lo que hay en él es necesario. Incluso aquellas cosas que, a simple vista, parecen no tener importancia, en realidad son indispensables.
Como hemos visto, las personas necias no pueden ver el panorama completo. Se obsesionan con una sola cosa y, por eso, suelen fracasar en todo lo que hacen.
En cambio, una persona sabia, como Dios, siempre mira el conjunto. Presta atención incluso a lo que parece sin importancia para poder reconocer lo que realmente vale. Por eso tiene éxito y prospera en todo lo que hace.
De corazón, deseo que cada uno de ustedes llegue a ser sabio en todas las cosas, imitando la sabiduría del Dios que todo lo sabe y todo lo puede, y que vivan una vida bendecida, llena de crecimiento y desarrollo constante.
Para leer el artículo original, haz clic aquí: RAPT blog vol.747 29/5/2023