Es tiempo de sembrar con lágrimas y cumplir tus sueños y los de Dios.


En el Salmo 126 del Antiguo Testamento leemos:


Los que siembran con lágrimas,

cosecharán con gritos de alegría.

El que va llorando mientras lleva la semilla,

volverá con gritos de alegría, trayendo sus gavillas.


Este es un pasaje de la Biblia.

Muchas personas consideran que es un sufrimiento soñar con un gran futuro y esforzarse para cumplir esos sueños. Al final, solo buscan el placer y la diversión momentáneos. 

Especialmente en estos últimos años, vivimos en una época en la que es posible llevar una vida cómoda si uno quiere.

Por eso, muchas personas ni siquiera tienen sueños de futuro y, lo que es peor, se burlan de quienes sí los tienen, cayendo en un estilo de vida conformista y viviendo cada día por pura inercia.

Pero, aunque uno viva así todos los días, ¿acaso llegará algo bueno a su vida dentro de diez o veinte años?

¿Podríamos convertirnos algún día, sin hacer nada, en superhombres o supermujeres y rescatar a las personas que sufren en este mundo?

Sin embargo, incluso esas personas conformistas van a santuarios o templos, inclinan la cabeza y suplican con desesperación: “Que este año al menos me pase algo bueno”, lo cual es, en verdad, la mayor de las necedades.

Si queremos mejorar nuestra vida y ser más felices de verdad, tenemos que estar dispuestos a esforzarnos y a trabajar duro para conseguirlo.

De lo contrario, no va a suceder que la suerte nos caiga del cielo de forma repentina, de la noche a la mañana.

Dicho esto, tener un gran sueño para el futuro y esforzarse por hacerlo realidad es algo muy difícil y exigente.

Dicho esto, tener un gran sueño de futuro y esforzarse por hacerlo realidad es muy difícil y exigente.

A veces surgen dificultades y sufrimientos que parecen oponerse a su realización.

Por eso, aunque uno esté esforzándose mucho por cumplirlo, hay quienes se desaniman, se rinden y terminan dejando a medias ese esfuerzo.

Sin embargo, Si un agricultor dejara de sembrar solo porque llega una tormenta, ese año no podría cosechar nada, pasaría hambre y tendría que preocuparse constantemente por qué comería o vestiría al día siguiente.

De la misma manera, si en la vida dejamos de sembrar por miedo a las tormentas o simplemente porque ya están soplando, siempre viviremos con escasez, preocupados por el mañana y sin poder disfrutar de una vida plena.

Para evitarlo, debemos empezar a sembrar ahora las semillas de nuestra vida con lágrimas.

Quienes lo hagan, cumplirán sus sueños y los de Dios, y vivirán llenos de alegría y esperanza.


Para leer el artículo original, haz clic aquí: Rapt 77 18/6/2016



Image by Unsplash Paz Arando

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