El Señor escucha las oraciones de quienes hacen Su voluntad. Y sin importar lo difícil que parezca, Él siempre las concede, colaborando con los ángeles celestiales y frustrando los planes de Satanás.
El Señor nos salvó con el deseo de que pudiéramos amarnos mutuamente con Él.
Por eso, cuando quienes han sido salvados comienzan a amarlo de la manera que a Él le agrada, el Señor se conmueve y se alegra profundamente.
Y lo más hermoso es que, si lo amamos de verdad y hacemos Su voluntad conforme a Su deseo, Él se complace tanto que concede nuestras peticiones, sin importar lo difícil que parezcan.
No importa lo difícil que sea cumplir ese deseo; el Señor lo hará realidad, trazando sus planes con los ángeles celestiales y burlando a Satanás. Así lo ha dicho.
El Señor es un Dios justo, que recompensa con fidelidad a cada uno según sus obras.
Por eso, las personas más bendecidas del mundo son aquellas que viven conforme a Su voluntad y la llevan a cabo con fe.
Deseo de corazón que cada uno de ustedes experimente Su gran amor y reciba sus bendiciones al amarlo como Él desea y al cumplir con alegría Sus planes.
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