Hay un tiempo para ser juzgado y un tiempo para ser bendecido. Solo cuando una persona tiene paciencia hasta que llegue ese momento, y sigue cumpliendo las condiciones de justicia delante de Dios, el Señor la reconoce como alguien digno de ser bendecido y le da Su bendición.
Hay un tiempo para ser juzgado, y también hay un tiempo para ser bendecido.
Aunque parezca que los malvados no son juzgados nunca, o que los justos no reciben bendiciones aunque pase el tiempo, si nosotros, los justos, seguimos cumpliendo fielmente las condiciones de justicia, sin falta llegará el momento en que los malvados serán juzgados y los justos recibirán bendiciones.
Aunque ese momento parezca muy lejano, si en el camino nos rendimos, dejamos de cumplir las condiciones, o empezamos a quejarnos diciendo cosas como: “Estoy haciendo tanto, ¿por qué Dios no me bendice?”, entonces no podremos recibir correctamente las bendiciones que Dios ha preparado con tanto amor para nosotros.
Solo si perseveramos y seguimos estableciendo condiciones de justicia con paciencia hasta que llegue el tiempo señalado, Dios nos reconocerá como verdaderamente justos, nos dará bendiciones en abundancia y nos guiará para que podamos vivir felices tanto en este mundo como en el mundo venidero.
Oro de todo corazón para que cada uno de ustedes entienda que todo en esta vida tiene su tiempo, y que, hasta que llegue ese momento, puedan obedecer fielmente la Palabra del Señor y recibir todas las bendiciones que les corresponden.
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