Así como hay un primer equipo y un segundo equipo, y entre ellos hay una diferencia clara, también en este mundo hay personas que pertenecen al cielo y personas que pertenecen a la tierra, y entre ellas hay una diferencia muy evidente.
El Señor dijo que, en este mundo, hay dos tipos de personas.
Unos son personas que pertenecen a la tierra, y otros son personas que pertenecen al cielo.
Las personas que pertenecen a la tierra son aquellas que no sienten rechazo por la forma de vida común y mundana.
O, aunque a veces sí sientan algo de rechazo, creen que esforzarse por dejar esa vida es mucho más difícil y doloroso, así que simplemente siguen viviendo como siempre.
En cambio, las personas que pertenecen al cielo son aquellas que no soportan esa vida mundana, desean salir de ella como sea, y de verdad hacen el esfuerzo por cambiar y crecer.
Entre estos dos tipos de personas hay una diferencia clara. Por eso, los que pertenecen a la tierra suelen sentir celos de los que pertenecen al cielo, y hasta los atacan.
Aun así, Dios, sabiendo esto, en este tiempo final está buscando a las personas que pertenecen al cielo. Les está enseñando Su Palabra, ayudándolas a dejar la vida mundana y guiándolas para que puedan vivir en el nivel del cielo.
Y al final, Dios quiere que estas personas crezcan hasta llegar a ser como Su pareja amada. A ellas les dará una misión celestial, para cumplir juntos Su voluntad aquí en la tierra, y formar con ellas un amor eterno.
Oro de todo corazón para que cada uno de ustedes que está escuchando esta Palabra pueda dejar atrás la vida mundana, convertirse en una persona espiritual, digna del cielo, y vivir una vida llena de amor eterno con Dios, colmada de bendiciones y felicidad.
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