Vivir para Dios nos ayuda a elegir lo que beneficia y evitar el desperdicio
Si mantienes la mirada en el Cielo y vives con ese enfoque, no te dejarás distraer por lo que no tiene sentido.
En cambio, te enfocarás únicamente en lo que realmente beneficia a tu espíritu, cuerpo y alma, lo que te llevará a un crecimiento y desarrollo constante.
El mundo está lleno de una cantidad abrumadora de información, pero gran parte de ella es, en última instancia, inútil.
Hoy en día, muchas personas tienen dificultades para distinguir entre lo que realmente tiene valor y lo que no. Se dejan cautivar por información irrelevante, la absorben con interés y terminan perdiendo tiempo valioso.
Como resultado, se quedan estancadas, sin crecer ni desarrollarse, aunque el tiempo siga pasando.
Este círculo de distracción y pérdida de tiempo ocurre porque no han buscado conocer a Dios ni vivir según su propósito.
Sin embargo, hemos aprendido que hay una mejor manera de vivir: una que implica conocer a Dios y vivir para Él.
Cuando vivimos para Dios, las cosas sin sentido de este mundo ya no nos distraen. En lugar de eso, nos enfocamos en lo que realmente nos beneficia, lo que nos permite crecer y desarrollarnos como individuos.
Al mantener la mirada fija en el Cielo y vivir con ese enfoque, somos capaces de discernir con claridad lo que es inútil y lo que es valioso. Esto nos lleva a la verdad y nos permite crecer rápidamente en espíritu, mente y cuerpo.
IR AL ARTÍCULO ORIGINAL: RAPT blog 905 (10/02/2025)
Image by Gerd Altmann from Pixabay