Dios se alegra cuando compartimos el Evangelio y salvamos almas.
Dios ama a quienes evangelizan, está con ellos en todo momento, los protege de todo mal y los colma de bendiciones.
A Dios le complace profundamente cuando compartimos el Evangelio con los demás.
Sin embargo, esto no significa que Dios se alegre de que prediquemos de manera superficial o sin un propósito claro. A Él le complace cuando realmente logramos salvar a muchas personas a través de nuestra predicación.
Aunque puedas escribir testimonios o difundir el mensaje en silencio, sin esperar reconocimiento, esto no salvará a nadie ni agradará a Dios. Él podría pensar: "Esta persona no tiene el deseo genuino de salvar almas", y eso lo desilusionaría.
Dios estará con aquellos que realmente salven a muchas almas. Les otorgará bendiciones abundantes y, al final, los llevará al Cielo.
Hay personas que, a pesar de tener años en la fe, no logran orar con profundidad. Esto ocurre porque, al no estar activamente evangelizando, Dios no está realmente con ellas, lo que dificulta que puedan orar con sinceridad, sin importar cuánto lo intenten.
Mi oración es que cada uno de ustedes crezca hasta convertirse en grandes "obreros de la evangelización", salvando a muchos con un amor genuino por su prójimo, tal como lo hace Dios.
IR AL ARTÍCULO ORIGINAL: RAPT blog 906 (15/02/2025)