Dios ha puesto un límite a las acciones del ser humano. Aunque parezca que podemos hacer lo que queramos, al sobrepasar cierto punto, Dios interviene y juzga sin dudar.

Los malvados de este mundo se rebelan contra Dios, planean toda clase de maldades y las llevan a cabo. Y como sus planes suelen avanzar con éxito hasta cierto punto, ellos se engañan pensando que incluso oponiéndose a Dios, pueden prosperar y vivir bien. Pero Dios, cuando ve que cruzan un cierto límite, siempre los juzga con firmeza y hace que todos sus planes fracasen por completo. Dios ha establecido un límite en las acciones humanas, y no permite que se cometan ciertas maldades más allá de ese punto. Algunos podrían preguntarse por qué Dios no detiene esas maldades desde el principio. Pero lo cierto es que, a veces, Dios usa a los malvados para destruir a otros malvados, y también permite que los justos se beneficien de las acciones de los impíos. Dios toma en cuenta todo esto y, con gran sabiduría, dirige siempre este mundo. Podríamos decir que nosotros, los seres humanos, no somos más que personas que se mueven dentro de la palma de Su mano. Deseo de corazón que cada uno de ustede...