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Showing posts from January, 2021

Cuando una persona escucha delante de sí una forma de pensar completamente opuesta a la suya, siente incomodidad y quiere huir. Lo mismo sucede con Satanás. Por eso, llena tu mente con los pensamientos de Dios, que son totalmente contrarios a los de Satanás, para que él huya de ti por sí solo.

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Ahora Satanás se ha dado cuenta de que su final está cerca, y por eso está actuando con violencia a nuestro alrededor, poniendo en juego su propia existencia. Cuanto más tratamos de cumplir la voluntad del Señor, más intenta Satanás destruir esa voluntad con todo tipo de ataques. Hasta ahora, la humanidad ha estado demasiado indefensa frente a Satanás, sin saber cómo resistirle, y ha vivido constantemente bajo su dominio. Pero ahora, gracias a que el Señor nos ha dado Su Palabra a través del enviado con misión, la humanidad puede usar esa Palabra para enfrentar a Satanás, rechazarlo y vencerlo. Para Satanás, escuchar la Palabra que el Señor nos da —la Palabra de la verdad— es un sufrimiento insoportable. Nosotros, los seres humanos, también sentimos dolor cuando se nos habla continuamente de algo que va completamente en contra de nuestra forma de pensar. De la misma manera, Satanás sufre y quiere huir cuando se habla de los pensamientos de Dios, que son totalmente contrarios a los suyo...

Solo cuando cada día, con constancia y dedicación, vamos estableciendo las condiciones de justicia, el Señor se conmueve profundamente, responde a nuestras oraciones y nos concede el poder y la autoridad de Dios.

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El Señor es alguien que, cada día, de manera constante y sin detenerse, va cumpliendo Su voluntad. Aunque es Dios, no realiza toda Su voluntad de la noche a la mañana, sino que, con mucha paciencia, va cumpliendo cada cosa, una por una, hasta llevar a cabo Su propósito. Por eso, cuando el Señor ve que nosotros también, de la misma manera, vamos estableciendo con constancia y perseverancia las condiciones de justicia, Su corazón se llena de profunda emoción, desea responder a nuestras oraciones, y de hecho, las responde. Además, nos concede también Su poder y Su autoridad. Al ver a una persona que cada día, con paciencia y un corazón apasionado, cumple Su voluntad, el Señor piensa: «De verdad, esta persona se está esforzando por Mí» y la bendice. Sin embargo, aunque alguien se esfuerce mucho por un tiempo, si en algún momento se vuelve perezoso, deja de esforzarse o hace las cosas de cualquier manera, el Señor no desea responder a sus oraciones, sino que más bien Su corazón se llena de ...