No debemos culpar al entorno, a las circunstancias ni a los demás por lo que no podemos lograr. Solo aquellos que cumplen la voluntad del Señor hasta el final, sin importar en qué ambiente o situación estén, son los que reciben Su aprobación.

En este mundo, hay muchas personas que culpan a su entorno, a sus circunstancias o a otras personas cuando algo no les sale bien. Pero quienes realmente han tenido éxito en esta vida nunca hacen eso. No culpan a nada ni a nadie. Asumen la responsabilidad y se esfuerzan por cambiar ellos mismos. Y si a pesar de esforzarse no lo logran, entonces buscan con todas sus fuerzas nuevas ideas y soluciones. Con más razón, nosotros que creemos en Dios, recibimos de Él la fuerza para esforzarnos, la motivación para seguir adelante, y también sabiduría y entendimiento en abundancia cuando confiamos en Él. Por eso, si alguien es un verdadero justo, debe ser capaz de completar cualquier cosa hasta el final, sin rendirse. El Señor solo reconoce a quienes realmente llevan a cabo, hasta el final, lo que Él les ha mandado hacer. Y solo a esas personas les confía Su misión. Él no da una misión a quien parece que podría hacerlo, o a quien cree que quizás lo logre. Solo se la da a quien ya ha demostrado, c...