La cultura y el arte celestiales, inspirados por Dios, transforman el mundo positivamente.

Por más que avance la tecnología, un robot nunca podrá crear una cultura ni un arte celestiales. 

Por eso, solo aquellos que creen en ellos tendrán una influencia profunda en este mundo.


Hoy en día, la tecnología avanza a un ritmo imparable, y nos encontramos en un momento en el que los robots están tomando el lugar de muchas personas en el ámbito laboral.

Aunque la tecnología evoluciona rápidamente, hay algo que un robot jamás podrá crear: la cultura y el arte del Cielo.

Es cierto que los robots pueden crear cultura y arte, pero es imposible hacerlo con los pensamientos y sentimientos de Dios, ni con la sabiduría y el conocimiento divino.

Esto sucede porque un robot no posee un corazón que piense en Dios ni un corazón capaz de amarlo.

Sin embargo, muchas personas en este mundo tampoco piensan en Dios ni lo aman, y, con el tiempo, sus trabajos podrían ser reemplazados por robots, lo que los dejaría en la pobreza.

Si deseamos diferenciarnos de los robots, evitar que nos quiten nuestros empleos e incluso realizar un trabajo superior al de ellos, debemos amar a Dios por encima de todo.

En el futuro, solo aquellos que tengan este amor por Dios tendrán una gran influencia en la vida de muchas personas y serán profundamente respetados.

Mi sincero deseo es que todos los que leen estas palabras se unan al Señor, creen una cultura y un arte celestiales, y se conviertan en personas de gran influencia en este mundo.


IR AL ARTÍCULO ORIGINAL: RAPT blog 375 (20/05/2019)


Photo by Gilles Gravier on Unsplash



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